domingo, 15 de abril de 2012

HISTORIA DE LA CIUDAD DE MEXICO Y SUS ALREDEDORES


La Nueva Santa María

Colonias que se aprecian en esta hermosa foto del archivo fotográfico de ICA: Nueva Santa María, Clavería, Electricistas, Pro Hogar, Liberación, Unidad Cuitlahuac, Hogar y Seguridad. Mucho de esto ya no existe, y por supuesto, llegaron otros momentos sociales e históricos a través de la modernidad. Disfrutemos pués de esta hermosa postal, sobre todo aquellas almas prófugas y etereas que algún día vivimos en esta zona (yo toda mi infancia y mi juventud las viví en la Nueva Santa María). Y como olvidar los famosos tacos "Kaliman" que estaban en Begonias y Guanábana, o el pozole y la birria de la calle de Nueces (también vendían jiricallas y flanes), o los tacos de suadero y pastor de "El Paisita", en Invernadero y Plan de San Luís. Las panaderías de la Nueva eran básicas, yo en especial recuerdo "La Patricia" y tiempo después la "Dan Dan", sobre Camarones. Y que me dicen de los tacos de guisado de "Mary", y su local adentro del mercado, ¡Riquísmos!. La romería que se ponía el día de la fiesta de Nuestra Señora del Sagrado Corozón de Jesús era única. Por cierto, yo fuí acólito de esa Iglesia y allí mis primeros pecados. He de confesar que en mas de una ocasión le pedí prestado a San Judas Tadeo y nunca le pagé (jejejee). Tambiém recuerdo a mis compañeros y amigos de ese entonces. Nos reuniamos en la Iglesia en un Grupo Juvenil: Julio Contreras Romero, Armando, Gabriel Vázquez Neveros y sus hermanos, Martín Razizkas, Guillermo (no recuerdo su apellido ya), Kiko (quien años después estaría en el ojo del huracán de los medios de comunicación, al ser secustrado su hijo y que dias después apareció muerto en Iztapalapa); su hermana Vicky, Paco Perusquía, Rosa Elena Torres Sánchez (a quien por cierto yo siempre le gusté y hoy por hoy es una gran periodista de automovilismo), Lourdes Arredondo Ruíz, Gaby, el famoso Germán (quien me hizo la vida imposible), Juan Pierzo Hernández (quien ahora me entero hoy es un prominente médico) y otros más que se olvidan. Recuerdo también a muchos sacerdotes: al Padre Gilberto Silva (que creo me quizo y apreció mucho), al Padre León, al Padre Miguel Bagatella (salesiano y que en su momento me extendió su mano y me ayudó mucho) y al Padre Oswaldo (también salesiano y que me ofreció mi primer trabajo como maestro de inglés en el Colegio Salesiano). Otros curas no los recuerdo con agrado, entre ellos al pederasta Manuel Bagatella (hermano del padre  Miguel), a quien le gustaba tocarnos y decirnos si necesitabamos la circunsición o no. ¡Que asco de sujeto!. Tampoco guardo buenos recuerdos del Padre Tamaríz (un sacerdote muy loca, muy muy loca) ni del Padre Gabriel (recientemente fallecido)

Algún día relataré muchas otras cosas que viví en esta Iglesia. Por hoy es suficiente. Prometo escribir mas de la Nueva Santa María y sus alrededores: de las famosas costillas "D'Fuentes", de las paletas y aguas de "La Michoacana", de los "Tacolotes" (taquería de buen prestigio ganado a pulso), de la pastelería "D'Monik", de las hamburguesas al carbón de Cuitlahuac y Nueces y las de Camarones. Por supuesto que hablaremos de sus escuelas: el Colegio "La Paz", el colegio "Francés Nueva Santa María", la escuela primaria "José Vasconcelos", las secundarias 121 y 124, Emma Godoy, vivencias con el Padre Chema y el Padre Isaías y más, mucho más

Guillermo Cruz / Chalco 2012 

EROTISMOS

RUTH BERHNARD: ADIÓS A LA MAESTRA DEL DESNUDO FEMENINO

Falleció en Nueva York a los 101 años una de las grandes fotógrafas del desnudo femenino: Ruth Benhard (Berlín, 1905-Nueva York, 2006). Hija de un diseñador gráfico y tipógrafo, Lucian Bernhard, tras estudiar en la Academia de Bellas Artes de Berlín, se trasladó a Nueva York. A principios de los años 30 conoció a Berenice Abbot, que fue ayudante de Man Ray, y una magnífica reportera de la ciudad de los rascacielos. Hacia 1935, entró en contacto con Edward Weston, que se convirtió en su mentor. Posteriormente, se relacionó con el famoso Group f/64 de la costa Oeste: el citado Weston, que fue también mentor y amante de Tina Modotti, Ansel Adams, Imogen Cunningham o Dorothea Lange. Ruth Bernhard acabaría convirtiéndose en una fotógrafa del desnudo femenino. Realizaba sus instantáneas en el estudio, tras un laborioso proceso de iluminación. Dijo en una ocasión: “Si he elegido la forma femenina en particular en porque la belleza ha sido degradada y explotada en nuestro sensual siglo XX. La mujer ha sido objeto de muchas cosas sórdidas y baratas, sobre todo en la fotografía. Mi misión ha sido elevar y fomentar la imagen de la mujer con una referencia atemporal”.
*Esta foto, realizada en 1952, tiene claros referentes en Edward Weston. Se titula "Torso clásico", y es una de sus obras más conocidas.

sábado, 14 de abril de 2012

EROTISMOS

BATMAN, EL EROS Y LOS ARCHIVOS SECRETOS
Por Guillermo Cruz / Chalco, 2012

Un superhéroe como Batman no puede estar ajeno al análisis. ¿Es Batman un  personaje gay en esencia?. Porque todo indica que su filia hacia Robin, el "Joven Maravilla, se puede interpretar como algo más que una simple compañía. Viven juntos, en la misma residencia, desayunan, comen y cenan en pareja y lo demás es mera imaginación. Pero por favor, pensemos un poco, ¿Y si comparten la misma habitación?. ¿Y si todo esto fuese verdad?. Estaríamos ante un hecho muy relevante: dos superhéroes con preferencias homosexuales. Por eso Batman nunca concretó nada con "Gatubela" (la imagen sexy de una temible villana), ni con Batichica, quien, pensamos aún más, es bisexual: le encanta Robin y le fascinan las damas de alto calibre de maldad como "Hiedra Venenosa" y "Gatubela" (todo un coctel de personalidades lacanianas). Y obvio, Batman, desde un principio, sintió grandes celos por el "Joven Maravilla", hasta que finalmente todos aceptaron vivir en comuna (me refiero a Batman, Robin y Batichica). Pero, ¿Qué papel juega Alfred?. La respuesta es obvia: el lo sabe todo, incluso a la llegada de su sobrina (la que sería después Batichica), el mostró malestar y sentimientos encontrados, hasta que finalmente todo se desenvuelve como ya sabemos.

Preguntas al aire

Batman presenció el asesinato de sus padres y este trauma, ¿Influyó para  convertirse en gay?. Respuesta: No, la homosexualidad es una condición innata  y una preferencia, aunque en los archivos secretos a los que he tenido acceso, el Superhéroe de Ciudad Gótica fué violado a los once años

¿Donde conocíó Batman a Robin?. En un bar gay de Ciudad Gótica llamado "Gothicfly" (que según los archivos secretos consultados competía por la clientela LGBT con el "GhoticQueer" y con el "Freehead", este último frecuentado por el villano que conocemos como "El acertijo")

¿Cual es el verdadero origen de Robin?. Pues creanlo, originalmente fue un chichifo que se vendía al mejor postor en la famoso "Callejon de las Risas" en el centro de Ciudad Gótica y que fué adoptado por Batman, educado y convocado por este para luchar contra el mal y sus villanos que siempre han existido en dicha ciudad

Aquí las pruebas:

La primera es esta imágen del Batman original de Adam West

Y lo demás, pues saquen ustedes sus conclusiones...




Algo más de Batman: ama la pintura erótica gay. En la vida real, Bruno Díaz tiene una enorme colección de dibujos, pinturas y esculturas, que proximamente serán expuestas en el Museo Díaz de Ciudad Gótica. Aquí algo de su colección:










Por último, ¿Sabían ustedes del "affair" que hubo entre Batman y "El Acertijo"?

viernes, 13 de abril de 2012

GALERIA SPIRA

5 Spiras para su análisis y reflexión...




LA TELE DE ANTAÑO






PERDIDOS EN EL ESPACIO
 QUIEN NO RECUERDA ESTA HERMOSA SERIE DE CIENCIA FICCION. LAS AVENTURAS DE LA FAMILIA ROBINSON EN EL ESPACIO. EL TITULO ORIGINAL EN INGLES ERA "LOST IN SPACE", TAMBIEN DE LA AUTGORIA DE IRWIN ALLEN.

 
Perdidos en el Espacio es una serie de ciencia ficción en la televisión creada y producida por Irwin Allen, lanzada por Fox Televisión y transmitida por CBS. La serie estuvo en antena tres temporadas, la primera de ellas todavía en blanco y negro, con 83 episodios que salieron al aire en Estados Unidos entre el 15 de septiembre de 1965 y el 6 de marzo de 1968.
Esta serie fue la segunda de las cuatro series de ciencia ficción que Allen realizó para televisión. Su tema principal era la aventura de viajar a través del espacio. Conceptualmente, la serie es una adaptación de la era espacial de la novela clásica de aventuras La familia Robinson suiza, de Johann David Wyss. Durante las primeras dos temporadas, la serie sigue las aventuras de una familia de astronautas que queda atrapada en un mundo extraño después de haberse perdido en su intento de llegar al sistema Alfa Centauri. En la tercera temporada viajan a otros mundos en su intento nunca resuelto de llegar a su destino original o de volver a la Tierra.
SINOPSIS
En 1997, la Tierra sufre por una sobrepoblación masiva y una reducción de recursos naturales. El profesor John Robinson ( Guy Williams), su esposa, Maureen (June Lockhart), sus hijos, Judy (Marta Kristen), Penny (Angela Cartwright), Will (Bill Mumy) y su amigo y piloto, Mayor Don West (Mark Goddard) son elegidos para viajar hasta Alpha Centauri en la nave espacial "Jupiter 2", para buscar un planeta habitable que pueda ser colonizado por el hombre. Después, la familia Robinson es puesta en animación suspendida para el largo viaje pero antes del despegue un agente foráneo, el Dr. Zachary Smith (Jonathan Harris), se introduce a hurtadillas dentro de la nave en una misión de sabotaje. Reprograma al robot de la nave para que la destruya poco después de que dejen la Tierra. Sin embargo, queda atrapado dentro de la nave espacial durante el despegue. El peso extra desvía al "Jupiter 2" de su trayectoria, lanzándolos hacia una lluvia de meteoritos. El subsiguiente ataque del robot termina la labor de dejar a la tripulación completamente perdida. El Dr. Smith continúa interpretando su papel de saboteador durante la serie, aunque nadie parece notarlo excepto el Mayor Don West. Los Robinsons (especialmente el joven Will) son continuamente puestos en peligro por el Dr. Smith.
Información de Wikipedia

domingo, 8 de abril de 2012

EL SILENCIO DE LOS INCONCIENTES (crónicas de la gente bien)

 
 
“EL CUMPLEAÑOS DE GERARDO”
por Archi Peralta y Mara Fortes
Gerardo había reiniciado ya sus clases de piano con el Maestro Ermenger, cuando nuevamente tuvo que suspenderlos. Su cumpleaños número diecinueve estaba ya enfrente. Apenas quedaban unos cuantos días para organizar tan importante evento. Lo primero que hizo fue comunicárselo a su progenitora, la Sra. Cuquita Del Bosque Viuda de Burgos, Ex Primera Dama de la Nación (así se presentaba ella en sociedad y a quien no la conocía), quien además no perdía ocasión para celebrarles y recordarles a sus hijos lo importante y trascendente que resultaba llevar el apellido del ex –presidente Gerardo Burgos y todo lo que esto implicaba (of course): reuniones al más alto nivel, atención a la prensa, viajes, estudios en las mejores escuelas y con maestros particulares, nivel de vida, calidad de vida, autos, viajes al extranjero, moda, spas, gente bien, todo muycool, very nice, pero sobre todo (según palabras sabias de Cuquita), continuismo.

Sin embargo para Gerardo aquello resultaba “too much”. Recién había concluido sus estudios de preparatoria en el Tec. Su madre deseaba que estudiase Administración Pública en el ITAM o Derecho en Libre o lo que sea pero en la Panemricana o en la Ibero, ya que la educación orientada por religiosos era lo mejor, o si Gerardo lo prefiriese en alguna Universidad de los Estados Unidos (faltaba más). Para complacer a su madre, Jerry (para los amigos), ya se había matriculado para el próximo semestre en la Universidad Anáhuac en la carrera de Ciencias de la Comunicación (debe ser padre, decía el), pero por ahora, en estos momentos, o sea ahorita,  nada de pensar en estudios mayores. Mientras llegase el momento, Jerry decidió tomar clases particulares de  piano, y quien mejor que el Maestro Ernesto Ermenger, aunque organizar tu cumple es algo que amerita, ¿No?. Por eso había que organizar algo bien, con buen gusto y con muchos invitados, quizá quinientos o hasta mil. En fin. Lo primero que le vino a la mente fue comentarle a su amigo de toda la vida Luís Francisco Calderón (Paquirri para los cuates), quien por cierto ya había logrado, pese a su corta edad, una curul en la H. Cámara de Diputados, gracias también al empujoncito dado por su padre, el Senador Octavio Calderón, también Presidente del Partido Único del Cambio. A su amigo también le encantaban las fiestas, sobre todo las temáticas, todos sus cumpleaños habían tenido como sello particular un tema, como la del año pasado, que fue todo un suceso (según crónicas del Periódico Reforma en su sección Viernes Social y de las Revistas Caras y Quién). Para esta ocasión, ambos amigos coincidieron en organizar una fiesta típica y no dudaban en contactar a Ezquerro o a Alfredo Wattson para la música, aunque en opinión de la hermana de Jerry, la Barby Burgos, sería mejor contratar a Oscar Velásquez o Martín Parra o de plano un DJ con categoría internacional, ¿No?., todo era cuestión de… how much (¿Se imaginan que mezclara Carl Cox?), ¡Wooooooooooooo!

En eso estaban nuestros jóvenes amigos, atareadísimos. –Tú Barby te encargas de invitar, ¿No?, ya sabes, el círculo y niñas, muchas niñas, quiero una mega party con un super ambiente. Paquirri, te pido contactes la música y el lugar; se me ocurre El Versal, ¿No?, digo, está céntrico y todos lo conocen, ¿No?. Que no falte alcohol, chelas y de comida no se, algo ligero. No le vayan a decir nada a mamá, ya ven como se pone, va a querer organizar todo ella y es capaz de cualquier cosa, así que silencio, ¿No?.

Así empezaron los preparativos para la fiesta del siglo. Barby contrató los servicios de Wattson. Paquirri rentó el Versal y contrató la comida y el servicio a cargo de Fiesta Mexicana. Se había decidido organizar un fiesta tipo western, con antojitos y un look muy ad-hoc. Doña Cuquita empezó a sospechar de los preparativos de la fiesta debido a las constantes llamadas de los proveedores a la residencia Burgos e inmediatamente inquirió a Jerry y le reprochó el querer hacer las cosas solo y no como Dios manda. –Si tu padre viviera Jerry, si el estuviera con nosotros reprobaría tu actitud de enfrentare conmigo, con los nuestros, con nuestro grupo, con tu familia. ¿En qué fallamos Jerry?. Mira, hijo, ¿Te imaginas una fiesta con todos los Burgos?, los de Puebla, los de Jalisco, los de Nuevo León. Tus tíos de Lousiana, los de Mérida…tu tía Bertha…tus primas Jerry, son de tu edad y míralas, ambas ya se recibieron y aspiran la continuidad del apellido. No se, no te pido que te involucres ya en la política, quizá es muy temprano para ti hijo, pero algún día, no se, tu y tu hermano Danilo deben seguir los pasos de tu padre que en paz descanse Jerry. Tu futuro está en la política, tu futuro es la grandeza, es ser como tu padre, quien defendió al país del enemigo y murió fiel al partido y a México. ¡Que no se te olvide Jerry, que no te olvide de una vez por todas!.

México D. F. noviembre del 2005

LAS TENTACIONES DE ASMODEO


Yo leí en un libro que los sentidos engañan
como las mujeres
y supe de amor a oídas
y del mito de la manzana
como del acto de morder
(sagrado pecado que siempre ha sido un buen negocio)
como dice Zenón y los priistas radicales

es ella misma
quieta y deseosa
pero en diferentes momentos
ayer hoy y mañana
y luego después
para regresar y venirse

No la alcanzaré nunca
porque salió primero
y a pesar de todo estamos separados
no la detendré en mis brazos
no hay espacio
entre nuestros cuerpos nos separa solo algo…
un falo

Por
Francisco Fernández
México D. F., 1989, Universidad del Tepeyac, Carrera de Ciencias y Técnicas de la Comunicación

E R O T I S M O S

FALOCRACIA
MUCHOS DICEN QUE ACTUALMENTE VIVIMOS UNA "FALOCRACIA". QUIZA ES SOLO IMAGINACION DE ALGUNOS, PARA OTROS, UNA REALIDAD DE CULTO MASIVO: HETEROSEXUALES, HOMOSEXUALES, BIS, Y DEMAS ETCETERAS...

C U E N T O

El Curandero
Por Ríos Alcocer

Eligio era el curandero del pueblo, el brujo. Era un hombre afable, ya entrado en años y ducho en el arte de curar.
 
Había llegado a Huamuxtitlán de Guerrero hacía ya muchos años. A pié, por el camino de la sierra, había subido una de esas tardes llenas de neblina sureña que borra los cerros…y se había quedado para siempre.
 
Caminó a lo largo de la única calle empedrada a cuyo extremo quedaban la iglesia gris, enorme, cuadrada y la plaza, despoblada a aquella hora, triste, sin un árbol, sin una flor, enmarcada por blancas casas de un piso, todas de adobe, todas blanqueadas con lechada de cal, todas recubiertas con tejados rotos recubiertos de musgo y verdín.
 
Entró a iglesia siempre abierta y se sumergió en su sombra, aromada a antiguo, a flores e incienso. Primero vivió en la casa del cura, que era un estadounidense, alto delgado y nostálgico con el que jugaba ajedrez. Más tarde se cambio a la casa de doña Elvira, anciana carcomida por los años, que era la yerbera del lugar. Pero cada tarde, con la caja del ajedrez bajo el brazo se veía transitar a Eligio rumbo al curato a jugar con su amigo.
 
Muy pronto, el recién llegado fue aceptado como del lugar, como si siempre hubiera vivido ahí. Para entonces comenzó a ayudar a doña Elvira a recoger plantas, escogerlas, ponerlas a secar, a separar flores y mezclarlas para preparar bebidas olorosas y de color de gemas. Otra tarde, llena de niebla, se oyó un alarido que venia rondando calle abajo, ruido de pasos apresurados. Doña Elvira se santiguo repetidas veces:
 
-      Dios bendito, a ver a quien le toca ahora.

Como Eligio le preguntaba que significaba todo aquello, la anciana explicó:

-      Los hombres se embriagan, de pronto, el diablo entra en uno de ellos; el endemoniado saca el machete y se lanza gritando por la calle hasta encontrar a su victima a la que mata… nunca se sabe quien va a morir, ni a quien va a matar. A veces el hermano mata al hermano, a veces el amigo al amigo.
   
Afuera se oían aquellos ruidos insanos, ruidos de puertas que se cerraban, voces, gritos… luego silencio y luego llantos. Fue entonces que Elvira y Eligio salieron a ver que había pasado. Un hombre joven, todo cubierto de sangre yacía en medio de la calle, las negras piedras desviaban los hilos de sangre y la tierra los absorbía. Sin atreverse a tocar el cuerpo, varias mujeres lo rodeaban. Eligio se inclinó sobre el, la herida era grande, iba del hombro derecho, por la espalda, hasta la cintura del lado izquierdo y sangraba abundantemente.
   
-      Se vaciará, declaró doña Elvira.
 
Eligio actuó con rapidez, como entre sueños, desgarro la blanca camisa del joven y sujeto y taponó la herida, después, con ayuda de los curiosos que se habían congregado en torno al herido, lo traslado a casa del cura Philip. El padre Felipe encendió dos grandes lámparas de gasolina que rompieron la turbia penumbra de la estancia. Mientras doña Elvira iba a su casa por un conocimiento de yerbas que “ella bien sabia”. Eligio lavó generosamente la herida con bensal del botiquín del padre. Este sacó, no sin orgullo,  sus tesoros de la vitrina de su dispensario: pinzas, agujas, hilo de sutura… todo.

En voz baja explico:
 
-      También tengo algunos medicamentos, me prometieron enviar un medico, pero nadie ha querido quedarse. Y solo seguí un curso de primeros auxilios. Y se sonrió mientras le tendía a Eligio un jabón desinfectante.
 
Eligio suturó hábilmente la extensa herida, en tanto, doña Elvira entró con una pócima de color rojizo dentro de un jarro de barro negro:
 
-      En cuanto recobre el sentido, deberá beber esto; le repondrá la sangre.

Eligio y el Padre Felipe dejaron al herido en manos de doña Elvira y salieron a hablar con los parientes del joven que aguardaban afuera. La lenta recuperación del muchacho reportó a sus tres salvadores no solo prestigio, sino algunas gallinas gordas y varias invitaciones a comer. Cuando doña Elvira murió, de pura fatiga de vivir, Eligio ocupo la vacante con toda simplicidad y se convirtió en el curandero del lugar. El monte daba abundantes y variadas plantas curativas y el correo enviaba con retraso pero con fidelidad lo que el padre Felipe pedía a su lejana comunidad. De esta manera funcionaba en Huamuxtitlán un “servicio médico” singular, pero efectivo. Una mañana en que el sol luchaba en vano contra la neblina recostada sobre los tejados, llego a la ahora casa de Eligio, un joven sudoroso, agitado, preguntando por doña Elvira.
 
-      Ella no esta explico Eligio, pero yo se algo sobre curar..

El joven lanzó una mirada penetrante hacia el nuevo “curandero” y otra a la habitación familiar, llena de manojos de yerbas colgadas a secar y se decidió por la confianza que emanaba de las perfumadas plantas. Hizo a un lado el húmedo sombrero y se llevo la diestra a la nariz y comenzó a gemir:
 
-      Duele mucho aquí.
 
Eligio empuño una lámpara pequeña y potente, examino nariz y garganta al joven.
 
-      No veo nada mal, dijo luego de revisarlo.

-      No, si yo no estoy enfermo, es mi tata, mi padre el que esta malo, no pudo venir, pero le duele así como le digo.
 
Eligio suspiró, nunca podría acostumbrarse a aquella manera de representar los síntomas a distancia cuando el enfermo no podía acudir a consulta. Así que reunió cuanto consideró necesario dentro del maletín, obsequio de Philip y se fue en compañía del joven.
 
-      ¿Es muy lejos?, preguntó.

-      A unas cuatro horas siguiendo rió arriba, bueno con usted, unas cinco, rectifico luego de mirar franca y cándidamente la poco airosa figura de Eligio.
 
Marcharon largo tiempo en silencio por la senda que vaporizaba con el sol. Poco a poco el paisaje se hacia visible y la niebla cedía como a desgana el paso a la mirada. A lo lejos, una montaña perfectamente azul dividía el horizonte; el aire espeso y tibio estaba cargado de mariposas y moscardones que bordoneaban incesantes. En una mañana así es maravillosos vivir, los recuerdos se quedan adormilados en algún lugar del camino, lo único real es la niebla que levanta la senda y la montaña y la felicidad es un puñado de sol sobre la cara. Pese a que doña Elvira era la esperada, Eligio fue recibido con verdadero alivio.
 
-      Hace dos días que no duerme, explicó el hijo mayor, señalando al enfermo que gemía en un rincón de la única habitación que ocupaba toda la familia.
 
El paciente fue acercado a la puerta, a la claridad del día. El hombre ardía de fiebre y de el se desprendía un olor dulzor, nauseabundo. Al iluminar las fosas nasales, al fondo, Eligio vio bullir moverse algo blanco, dudando de si mismo, volvió a dirigir el haz de luz hasta entender lo que veía: eran gusanos.
 
Tomo unas pinzas largas y los fue extrayendo uno a uno con el cuidado de un relojero. Retiro cerca de un centenar de aquellos activos gusanos. Luego lavó el interior de la nariz buscando mas, desinfectó bien y vió de reojo la alarma con la cual miraron preparar y aplicar una inyección. Para salvar la parte tradicional de su oficio, recomendó diversas yerbas y salió a respirar el aire lavado por la neblina y entibiado por el sol.
 
Se había corrido la voz de que el nuevo brujo, discípulo de doña Elvira, estaba en el caserío y la gente aguardaba su turno para la consulta. Eligio había ido por un día y se quedo tres, hasta que retiró el último gusano renuente y despidió al último paciente.

Al regreso le acompañaron dos jóvenes para ayudarle a llevar el pago en especie: algo de fruta, un lechón y lo que más le agrado, en un morral de lana tejida, un pequeño gato gris, listado de blanco y que maullaba desaforadamente. Al llegar a Huamuxtitlán, en un recodo del camino, bajo una ceiba grande, le aguardaban un grupo de hombres, los más, armados de machetes y dos con rifles viejos.

-      No llegue al pueblo, Don Eligio, ahí esta el inspector de Salubridad con un Doctor.

-      Nosotros lo esconderemos en las cuevas, ahí le llevaremos de comer y lo iremos a ver hasta que se vayan, añadió uno de los hombres de rifle.

-      Así escondimos a doña Elvira la vez pasada.

-      El inspector dijo que no tenía permiso del Gobierno para curar, que se iba a quedar aquí un Doctor en el dispensario. Se quedó una semana, y nadie lo fue a ver, se desesperó y se regresó por donde vino

-      Y así se irá el que mandaron ahora.
 
Unas manos solicitas tiraron de Eligio para guiarlo a las cuevas, el se desasió con un movimiento suave:

-      No muchachos, gracias, vamos al pueblo, hablaremos con ese inspector y con el médico. No se preocupen.

A desgana acompañaron a su brujo hasta la casa de doña Elvira, la vieja casa de adobe que Eligio repara hasta volverla irreconocible limpia, blanqueada con cal, rodeada por un ordenado y cuidado jardín. A la sombra de un añoso árbol aguardaban dos soldados de la montada, odiados como la muerte y dos hombres mas, incómodos en su ropa citadina y oscura.

Los hombres de Eligio, con aire torvo, rodearon la casa, en tanto que uno de los más jóvenes se puso ostensiblemente a afilar su machete contra una piedra oscura del camino. Los civiles y el curandero tardaron adentro largamente. Ya se ponía el sol, cuando se abrió la baja puerta del frente y por ella salieron sonrientes Eligio y sus visitantes. Los lugareños, dispuestos a cualquier extremo, a cualquier forma de defensa de su brujo se miraron sorprendidos.
 
Eligio acompaño al Inspector y al joven doctor hasta donde esperaban los soldados. Intercambiaron adioses. Los caballos dejaron una polvadera dorada que floto mucho tiempo después de que el ruido de los cascos ya se había apagado por la cañada. Eligio volvió hacia los suyos y les sonrió:
 
-      Gracias, gracias muchachos, no hay de que preocuparse. Me han permitido quedarme.
 
Nadie se atrevió a preguntar nada y a desganas se fueron. Eligio entró a la penumbra azul de la casa, aun resonaban en sus oídos, fragmentos de la conversación que acababa de sostener:
 
-      ¿Y por que no se comunicó primero con nosotros? … es extraño, escoger este pueblo dejado de la mano de Dios…

Luego recogió su titulo de medico cirujano de sobre la mesa de trabajo, lo guardó en un cajón, sonriendo al recordar las palabras del inspector:
 
-      Pero, ¿Por qué no cuelga su titulo en la pared?

La respuesta era simple y lógica:
 
-      Por que perdería toda mi clientela.

Afuera sopló el viento cargado de lluvia, se había hecho de noche.
 
S/F / colaboración a proyecto Spira de Ríos Alcocer, del archivo muerto de mi maestro Octavio islas Carmona